viernes, 1 de mayo de 2020

Coronavirus, una pandemia que azota al mundo, desde fin de año en China


Pandemia vista para sentencia y no tratéis de convencerme

Hoy 26 de abril habrá que decir “Qué dios o Dios nos coja confesados o que las meigas de Galicia nos protejan”.
Está claro que a partir de hoy ya no hay que leer más noticias, ni escuchar más la radio ni oír los informativos en la televisión.
Parto de la base de que no voy a hablar de políticos, ni de partidos, ni de países. Bueno si, de todos.
Esta pandemia nacida, por desgracia, no sabemos exactamente cuándo y dónde según las últimas informaciones que nos han dado, ni si surgió de animales o de manos humanas. Ahora casi eso da igual, de momento.
Afirmando que casi ningún país actuó a tiempo para frenar LA MUERTE, “No puede ser que llegué hasta aquí, “Esto es cosa de chinos que son extraños” “Joder como vamos a cerrar aeropuertos y fronteras y así hundir la economía que tanto ha costado que se vaya recuperando, mejor ponemos unos paneles informativos para que la gente sea aseada y tenga un poquito de precaución” “Ni hablar de cancelar eventos de todo tipo, aunque se sabían masivos. Ni misas, ni eventos culturales, ni deportivos, ni grandes mítines, ni por su puesto la celebración del 8 M, tan importante para la mayoría de las mujeres”. También habría que haber pensado que ningún país está preparado para una pandemia, motivo por el cual había que actuar con tiempo por las grandes dificultades del problema.
Y aún con avisos de personas especialistas en medicina y epidemias, ni con los avisos, tal vez también tardíos, de la OMS, se actúa, esperar y esperar. Dudas de cómo se transmite, comienza el temor, comienza el miedo y yo me compro guantes ya un poco subidos de precio y busco gel que ya escasea y pedimos medidas en un trabajo de atención constante al público, sin obtener nada ante las peticiones. Y busco mascarillas para la parte de la familia que tiene “enfermedades previas” y casi consigo una de contrabando. Y así llega, por fin, la seriedad de la toma de decisiones y se declara el estado de alarma y nos confinan, tarde muy tarde.
Y nos confinamos el 90%, o eso quiero creer, de los ciudadanos. Y no nos da tiempo a visitar a ese familiar, que, como mi padre ya está confinado antes del estado de alarma, una buena decisión de su residencia.  Tampoco me da tiempo a dar un beso a mi hermana, ni amigos. Bueno eso no importa, Rocío, lo importante es protegerse y proteger a los demás. Ahora toca tranquilizar a quién es más vulnerable por diversas circunstancias que yo. Y el miedo se convierte en pandemia cuando vemos elevarse los casos, comenzar la escalada LA MUERTE, y los sanitarios y los hospitales no dan de sí. Y hay muchos trabajadores que se juegan la salud por tenernos atendidos de comidas, medicinas, limpieza y por supuesto los sanitarios, todo el personal de hospitales jugándose la vida en primera línea y  no se les da la protección adecuada. Y por si fuera poco para los sanitarios no cuentan con los respiradores necesarios llegando incluso a tener que decidir a quién se le ponen priorizando salvar vidas más jóvenes (no sé si es cierto o no).
Yo trabajo la primera semana a turnos y tengo temor, salgo con desconfianza y vuelvo enseguida a casa. Pero en el trabajo nos instalan pronto el teletrabajo y jamás podré estar más agradecida por ello. Y a partir de ahí trabajo en casa y procuro comprar por internet saliendo poco, lo imprescindible, que me asegure que no seré yo quien meta en mi casa al bicho. Los datos son escalofriantes pero sé que mienten, todos los países mienten, y ya no hay gel desinfectante, ni mascarillas ni guantes. Y empiezas a saber de personas cercanas, amigos y familiares, enfermos y muy enfermos, y sufres y lloras y te intentas animar para no preocupar a quien es más vulnerable que tú.
Y para ocupar el tiempo hacer limpieza general de la casa y compras comidas que no debes pero que calman la ansiedad y disimulas haciendo que escribes poesía en una situación que dista mucho de la poética y agradeces a personas como Francisco Soto y otros muchos amigos y conocidos, su entusiasmo por grabar y subir poemas a las redes, para ocupar el tiempo, para homenajear a los amigos enfermos y para no olvidar que somos poetas, amigos y además, Fran, además Perversos. Mientras tanto las redes y la prensa se llena de bulos y los políticos priorizan la pelea en lugar de apoyar y estar codo con codo.
Y a veces me creo que estoy distraída con ello y miro las fotos de mis amigos fotógrafos tan buenas, los menús de los amigos con tiempo para la cocina, los dibujos y juegos de los niños, los recuerdos antiguos y salgo, emocionada, a aplaudir a la ventana a las 20 horas. Tranquilizo a mi padre tres o cuatro veces al día, y hablo con mi hermana y con mi tía que vive sola y con mis hijos, tan lejos, y con mi sobrina que va a dar a luz en medio de esta poca luz, que no se ve ni se la espera, de momento.
Y cuando llega la noche pienso que no, que realmente tengo miedo, que lo otro es un disimulo, necesario pero disimulo.
Y se colapsa todo y LA MUERTE avanza, y los sanitarios enferman y no se les permite estar sus 15 días de aislamiento y parece que compran test, casi única solución para frenarlo, y se compra en el bazar de la esquina o en el antiguo TODO A 100 donde compraba yo las cosas más triviales (las luces del árbol de Navidad que duran una semana). Y dejan que la gente siga viajando y miles de estudiantes emigran de Madrid a toda España ante el cierre de colegios, universidades y colegios mayores. Y requisan las compras que se hacen a otros países y no llega el material. Y me pregunto para qué la Unión Europea.
Y no me explico nada, ni lo admito y me sulfuro, y me entra la jaqueca. Y se afectan niños y algún animal. Y llega el mayor crimen, LAS RESIDENCIAS DE MAYORES, y mueres como inocentes víctimas de esta sociedad. Y tiemblo por mi padre y me muero si le pasa algo. Y llegan los test a la residencia y no hay ningún positivo y respiro y ese día no tengo jaqueca. Se descubre lo que se esconde en muchas residencias y nunca se controló. Y mueren sanitarios y la mayoría están agotados y no tienen material y eso es objeto de una DENUNCIA, y se contradicen todos los días o cada dos y se publican BOE a las 12 de la noche, cuando nadie duerme pero tampoco leen el BOE.
Y la gran tragedia de los fallecidos solos, sin una mano de la familia y sin un abrazo; y la familia rota en casa, y esta herida es incurable. Incluso desaparecen cadáveres y no pueden enterar a ese familiar fallecido.
Compro un gel pequeño a 6 euros, una mascarilla a 8 euros y unos guantes por una cantidad que mejor ni digo, dónde, en el único sitio que me la ofrecen en el gigante Amazón. Y van a controlar los precios, no sé muy bien cuándo.
Y desde el principio hay gente irresponsable, h de p, que se salta las normas saliendo y haciendo fiestas. Y se hace ascos a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y a la UME que están montando hospitales de campaña y desinfectando LA MUERTE, que están controlando a los descontrolados y se les escupe.
Y no quiero pensar que se les utiliza y se les pone y quita de la foto cuando conviene.

Estar encerrado es muy duro, en especial para las personas que viven solas y lloran más que nadie. Es muy duro para las personas mayores que dicen que esto es peor que la guerra. Es muy duro para los niños, jóvenes y adolescentes y los padres hacen una labor incalculable. Es muy duro para las parejas que están separadas porque cada uno estaba en una ciudad. Es muy duro no poder ver a tu padre o a tu madre. Y no tenemos casas con jardín y muchos como yo, ni balcón ni terraza de desahogo para tomar el aire o el sol. Y es muy duro y es muy duro y hay mucho miedo.
Todos estamos deseando volver a una normalidad que no vemos ni dibujada. Y las vacunas tardan un tiempo y si nos creemos que lo estén ya investigando para que pueda estar cuanto antes. Y solo vemos como solución test masivos para ver quién es inmune, quién lo ha pasado tal vez asintomático y quien lo ha superado. Ellos podrían volver antes a la vida normal. Y ese dinero se saca de donde sea, lo hay, y hay de donde sacarlo. Y siguen los sueldos astronómicos, las dietas por desplazamiento sin viajes y las pensiones vitalicias y los miles de cargos a dedo, de Ministerios inventados, Concejalías, Direcciones General, Secretarios y un largo etc y esto va de la extrema derecha hasta la extrema izquierda, aquí no hay excepciones.
Y por múltiples razones, algunas no las conozco, se van relajando las medidas de confinamiento porque teóricamente bajan los contagios y las muertes, LAS MUERTES SON MUCHAS AUNQUE BAJEN. Y como mienten no nos lo creemos.
Y ahora pueden salir los niños, tres con padre o madre, y si la familia tiene más de tres no sabemos que pueden hacer y si la familia es monoparental tampoco. Y no hay personal que pueda controlar si no pasearan o jugar más de una hora y se irán a más del km permitido. Y esto ya preocupa.
Y a continuación se pone fecha a la salida para hacer deporte y pasear con la persona que convivas, siempre que la evolución de la epidemia sea favorable y como nos mienten será favorable y como hay mucha gente necesitada, aunque  todos lo estamos, saldrán, y harán deporte las personas que nunca lo hicieron. Se llenaran las calles y los virus serán muy libres de atacar a quién más le guste. Y después se dirá que si se pasea y se hace deporte porque no va a abrir María su tienda de complementos que tanto le costó poner en marcha o Jose el bar que da de comer a toda la familia y que hace tiempo no ingresa ni un euro. Y como se han suspendido conciertos, festivales, ferias y fiestas y el turismo es la principal fuente de ingresos de nuestro país se cierran los hoteles y hace frío en todas las playas y las ciudades se quedan tristes. Y se van perdiendo trabajos y esperanzas. Y parece que hay medidas económicas aún no sabemos si son las más justas, y sabemos que los gobiernos discuten y pelean aunque no salga a la luz y parece que prevalecen unas ideas sobre otras y parece que la salud no es la primera urgencia y eso desmoraliza y te arrepientes de muchos votos dados, de casi todos los votos.
Y si deciden que los datos son favorables a partir del 2 de mayo será responsabilidad de cada uno y en cada hogar se discernirá qué hacer, tal vez las personas que viven solas salgan por imperiosa necesidad de comunicarse, tal vez muchas o casi todas las personas querremos pisar el asfalto y ver árboles y niños de lejos. Tal vez algunas personas esperen por prudencia y temor ante las patologías previas. Con esos test tendríamos bastante información para empezar a normalizar una parte de la vida con las personas seguras, pero no lo hacen ni lo harán.
Y no soy pesimista ni soy floja de ánimo (luche dos años contra un cáncer) ni estoy deprimida, es la realidad que yo veo y vivo. Y aunque me digáis tranquila todo pasará o cosas parecidas escribo desde el absoluto convencimiento de que somos víctimas nunca verdugos, nosotros los ciudadanos de a pie.
A partir de mañana y del 2 de mayo y de fechas posteriores que nos manden todo será un interrogante y la suerte estará echada.

Rocío Redondo

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